LO QUE ME INSPIRA
Cuando surgen situaciones difíciles, a menudo me entristecen, me sorprenden y me impactan algunas personas y las recomendaciones de "amigos".
Me han dicho muchas veces cosas como:
"Es demasiado dinero para la operación de un animal; ¿por qué no lo pones a dormir?"
Mi respuesta:
- "¿Cuál es tu preocupación? No vas a pagar por ello, ni vas a cuidarlo."
o
- "Ya es demasiado viejo, requiere demasiada atención, dinero y trabajo. Es mejor dejarlo."
Mi respuesta:
- "Espero que nunca tengas un cuidador como tú si tienes la fortuna de llegar a la vejez necesitando apoyo, compañía y amor en el último período de tu vida."
No compartiré más de las muchas cosas que he escuchado de la gente, pero parece ser la norma estándar que las personas se deshagan de los animales como si fueran cosas que compran en las tiendas. Algunos incluso simplemente los tiran a la basura, como muchos gatitos que he rescatado vivos dentro de bolsas de plástico con un nudo.
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Para mí, cuando una vida pende de un hilo, el dinero no tiene valor. Gastaré lo que sea necesario.
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Algunas emergencias son agudas y difíciles, pero la eutanasia es la última opción que nos viene a la mente. No me malinterpretes, sé que hay algunos casos en los que la única opción humana es ponerlos a dormir. Afortunadamente, todavía no me he visto acorralado para afrontar semejante decisión.
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Soy un luchador provida, siempre dispuesto a hacer lo que sea necesario. No me importa si eso significa sacrificar mi tiempo, sueño y recursos, o ajustar mi presupuesto personal y doméstico para afrontar la emergencia. Estoy profundamente en paz sabiendo que lucharé hasta el final y que hoy muchos están vivos y felices gracias a eso.
Con frecuencia me dicen que estoy loco, pues sí,
¡me encanta estar así de loco!
DOS EJEMPLOS
La cantidad de historias de veterinarios que he acumulado a lo largo de tres décadas podría llenar un libro. Compartiré solo dos recientes para darte una idea.
Ágata
Una gata que fue atacada por un perro enorme. Pude intervenir antes de que el perro la matara, pero sufrió numerosas heridas, la peor fue una mordida en la cabeza que provocó que le rompio la mandibula en tres pedazos. Mucha gente sugirió que la inversión en su operación y recuperación era demasiado y que sería mejor ponerla a dormir.
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En lugar de eso, la llevé a un ortopedista de animales para una cirugía compleja de ocho horas. Se necesitaron dos cinturones de titanio, cinco tornillos y un clavo para reconstruir su mandíbula. El espacio involucrado era minúsculo, similar a un trabajo de joyería fina.
Agata tuvo la fortuna de recibir amorosos fondos de amigos para cubrir su operación, que estaba completamente fuera de mi presupuesto en ese momento.
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Hoy es una gata feliz. Te lo prometo, ella sabe lo que pasó y está increíblemente agradecida. El amor que esta criatura nos devuelve no tiene precio.
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A continuación te muestro algunas imágenes del procedimiento:
Antes de la operaciĆ³n
DespuĆ©s de la operaciĆ³n
Durante la operacion
Lista para seguir viviendo
Bako
Un gatito macho fue encontrado en una de construcción. No sabemos qué le pasó, pero algo le rompió una de sus patas delanteras, deformándola. Esto llevó a una visita al ortopedista de animales.
La idea inicial era ver si era posible romper los huesos que se habían fusionado incorrectamente provocando la deformidad, corregir la posición e instalar una estructura externa de titanio para sujetar los huesos hasta que se fusionaran correctamente. Después de un examen más detenido, se determinó que se necesitarían placas de titanio dentro de la pata. Desafortunadamente, piezas de titanio miniatura, para los minúsculos huesos de los dedos de cachorro, no existen, por lo que no pudimos continuar.
Por suerte, esta deformidad no puso en peligro su vida. Sin embargo, cuando se convirtiera en adulto, intentar arreglarlo probablemente causaría más daño que beneficio, ya que la pata ya estaría atrofiada. Entonces le dieron la mejor atención posible, pero no pudimos arreglar la deformidad.
A pesar del movimiento comprometido en esa pata, a Bako no parece molestarle. No le produce dolor y al haber vivido con ello prácticamente toda su vida lo considera normal.
Intentamos arreglarlo
