¿PERO, CÓMO OCURRIO ESTO?

      A lo largo de la vida, me he encontrado con muchos animales al borde de la muerte, en las circunstancias más crudas y desgarradoras. No podía simplemente pasar sin detenerme para ayudar en estas emergencias extremas. Siempre dejé de lado todo lo que tenía que hacer para ayudar, y siempre los traje a casa, sabiendo que al menos podría ofrecerles un lugar tranquilo para morir, rodeados de tranquilidad y amor.

Los limpio, curo sus heridas, les proporciono una cama cómoda y me quedo a su lado día y noche, dándoles agua y comida con un gotero cada media hora, mientras los acaricio suavemente y hablo con dulzura. Entretanto, fortunadamente, una maravillosa, muy especial y extraordinaria veterinario, con uno de los corazones más grandes que he visto, siempre ha estado ahí para nosotros, y aun cuando está muy lejos nos ayuda con orientación desde la distancia. Por supuesto, ante el primer signo de mejoría, corremos al veterinario local para seguimiento.
La gran mayoría sobrevivió; los robamos de las manos de la muerte por un poco más de tiempo. 

Ni siquiera sé cómo, terminé teniendo un santuario de animales en mi casa, no porque alguna vez pensé o quise algo así, sino porque la vida me trajo a esta situación, lo cual agradezco, solo me enseña profundamente el amor de por vida.